En nuestros días cada día se hace evidente la necesidad de crear estrategias que lleven a las empresas al éxito y al cumplimiento de sus misiones. Dentro de esas estrategias, es más común encontrar la destacada preocupación en formar equipos especializados que lideren ciertos trabajos y metas impuestas por cada institución. Estos grupos, son el tema central de este corto ensayo.

Los equipos: factor fundamental en el éxito.

“Se necesitan muchas personas para lograr un éxito” Esta frase del conferencista internacional sobre liderazgo John Maxwell, pone de manifiesto la necesidad de trabajar no de manera individual sino en conjunto, creando una verdadera sinergia.

No podemos pensar que llegaremos solos a conseguir nuestros sueños, que podremos destacarnos como los mejores empleados en nuestra empresa, o que seremos el mejor en nuestro campo, si no rompemos ese paradigma tradicional que si uno lucha solo podrá recoger los frutos de este trabajo. Sinceramente, creer tal raciocinio popular impedirá que lleguemos lejos. Es más, nos garantizará la derrota antes de tiempo y entre más rápido veamos la necesidad de conformar un equipo sólido y capaz, mejor para nosotros y nuestras metas.

En ocasiones la gente piensa que los grandes líderes de la historia, como Simón Bolivar, Napoleón Bonaparte, George Washington, Juana da Arco, etc, consiguieron sus victorias y se inmortalizaron por sí solos y de manera individual. Lejos de tal pensamiento debemos estar hoy día. Ni siquiera nuestro Salvador Jesucristo trabajó solo. Vemos por la Biblia y por las evidencias históricas y científicas que Cristo, se apoyó en 12 personas para difundir su mensaje beneficioso para toda la humanidad. Sin aquella labor de discipular a estos hombres, probablemente jamás se hubiera llegado a saber de su mensaje de amor. Entonces, frente a este panorama, queda sólo una cosa por hacer: Formar un equipo de trabajo para que nuestro éxito esté garantizado.

La pregunta correcta.

Los hombres que piensan en sí mismos no hacen mucho. Luego entonces, la pregunta no es ¿Qué quiero y qué voy a hacer? Sino ¿Qué puedo lograr junto con otros y cómo puedo involucrar a otros para llegar al éxito? En la medida que nos hagamos esta última pregunta, seguramente no sólo empezaremos a formar un selecto y potencial equipo de trabajo, sino que empezaremos a dar los pasos en la implementación de una de las herramientas más poderosas y en ocasiones mal utilizadas en nuestro tiempo: La comunicación.

Cuando se ha creado un equipo de trabajo, tenemos ahora la responsabilidad de producir sinergia, pero ¿cómo producirla? La comunicación es la clave. Para que un equipo funciones, todos tienen que tener clara la misión, la visión, el propósito y los objetivos del grupo, para ello, la comunicación implementada por el líder o responsable del equipo es fundamental. La gente jamás seguirá a un líder que no tenga clara su visión en la vida y en la organización, El problema es que pensamos que la comunicación es solo palabras, documentos, reuniones y demás actos formales pero en realidad no es así.  La gente no solo observa dentro del equipo el desempeño laboral o técnico, sino que también observa a la persona en su integralidad, es decir como miembro de una familia, como ser social, como un ciudadano común, como un colombiano más, como hijo o como padre. En esa perspectiva, lo que los demás vean que comunica, influirá mucho en la comunicación formal que se realice dentro del equipo para crear esa sinergia.

Por ejemplo, si el líder del equipo es un buen esposo, un ciudadano ejemplar, un hombre con una ética ejemplar, todos los integrantes del equipo se sentirán orgullosos de hacer parte de ese equipo y querrán dar lo mejor de sí para llegar al éxito, pero si ven que el líder aunque eficiente en su trabajo es un mal ejemplo en las demás áreas de su vida, le seguirán pero sólo porque es su deber más no porque surja en ellos una pasión, y lo más cierto es que tarde o temprano desertarán del proceso en el cual están involucrados porque la comunicación que ellos estaban esperando recibir jamás se dio. Nunca olvidemos la poderosa frase del liderazgo norteamericano, “las personas no renuncias a las empresas, renuncian a las personas” y esto en los equipos de trabajo es una realidad.

Considero en esta medida, que debemos dejar de pensar en sí y pensar en el otro, luego, formalizar un equipo de trabajo, con una excelente implementación de la comunicación en todos los niveles para que la sinergia venga en camino y de forma natural y automática.

Un proverbio chino dice: “Detrás de todo hombre capaz siempre hay detrás otros capaces” este adagio nos ha llegado a occidente un poco adaptado por el movimiento feminista de la década de los 60 así: “Detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer”, sin embargo, nos olvidamos de esto, pero en nuestro contexto tenemos un gran ejemplo, nuestro Presidente. El, sin juzgar su administración, ha conformado un equipo de trabajo capaz, que le ayuda y hace el trabajo que sólo no podría hacer. Gracias a ese equipo, nuestro Presidente a logrado hacer mucho más cosas que otros gobiernos anteriores. Lo mismo se da en un deporte cualquiera. El deportista solo es el producto de todo un equipo de trabajo. Así debe ser en las organizaciones, que el nombre de la organización siempre sea la fachada de un verdadero y potencial equipo sinérgico y bien estructurado. Aunque utópico, no dista mucho si se ponen las bases expuestas de comunicación y trabajo grupal en primera instancia.

Finalmente, nunca olvidemos el propósito de un equipo de trabajo que no sólo es la misión, sino, crear la unidad necesaria y real para que sin importar la misión u objetivos establecidos, el grupo siempre alcance el éxito.