Abiel Sneyder

Cristianismo, viajes, turismo, idiomas, comunicación, desarrollo personal y mucho más

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¡Pensemos antes de hablar!

Hablar bien es uno de los hábitos más saludables y edificantes que existen. La Biblia nos enseña que la vida (el poder de la vida) se encuentra en la lengua (lo que hablamos) por tanto, hay salud cuando hablamos bien, así como hay edificación cuando usamos las palabras correctas. En el mundo existen miles de personas que se han curado y tienen un excelente estado de salud gracias a las palabras que utilizan diariamente y a las declaraciones que pronuncian sobre sí mismas.

«La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla;
los que no paran de hablar sufren las consecuencias.»

Proverbios 18:21 TLA

Hoy día, muchas de las cosas que hablamos son chismes, rumores, información sin verificar, mentiras y palabras inmaduras que poco reflejan buena educación, espiritualidad, dominio propio, sabiduría y amor. Casi todo lo que hablamos es lo que pensamos, sin habernos tomado el tiempo para indagar si lo que vamos a hablar es 100% correcto y verídico, además de edificante y útil.

Dios desea que no participemos de charlas groseras e inmorales. «Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan.» (Efesios 4:29 NVI), por lo tanto, no deberíamos estar hablando de frivolidades ni obscenidades. Recordemos que Dios nos juzgará por cada palabra mala que digamos.

«Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado.» (Mateo 12:36 NVI)

Es increible oir a personas que profesan ser temerosas de Dios pero dicen groserías, hablan del sexo con morbosidad y perversidad, insultan, gritan, maldicen, reniegan y otros pecados más que se cometen con la lengua. Frente a esta realidad todos debemos tener en cuenta que hablamos de lo que hay en nuestra mente y corazón y no podemos permitir que de nuestro interior salgan tanto palabras buenas como malas.

Santiago 3:10

Para los que somos cristianos, el Espíritu Santo nos ayuda a mejorar nuestra forma de hablar y esta es la ayuda, la divina, la más importante. También tenemos en la sabiduría humana tres principios que nos ayudan a saber si lo que pensamos decir, vale la pena decirlo, aquí hago refencia a los tres filtros de Sócrates. Si no conoces estos tres filtros o principios, relato aquí la historia que según se cree, fue una de las tantas enseñanzas del famoso filósofo griego Sócrates. Existen diferentes versiones actualmente del relato, pero todas nos muestran estos tres filtros.

“En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos, un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:

– Maestro ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?

Cuando Sócrates escuchó esta pregunta le pidió a la persona que se calmara. Después de pensar, le pidió que esperara un momento. Antes de escuchar lo que él tenía para contarle, su mensaje debía pasar por tres filtros necesarios. Si no los superaba, el mensaje no era digno ni de ser contado ni de ser escuchado.

– Espera un minuto – replico Sócrates. Antes de decirme algo, quisiera que pasaras la prueba de los 3 filtros a lo que vas a decirme.

Primero EL FILTRO DE LA VERDAD ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?

– No, realmente solo escuché a alguien hablando sobre eso y…. 

– Está bien, dijo Sócrates, entonces realmente no sabes si es cierto o no. 

Ahora permite aplicar el segundo filtro, EL FILTRO DE LA BONDAD, ¿Es algo bueno lo que vas a decir de mi amigo?

– No, por el contrario, lo que oí no ….

– Sócrates comentó: Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea verdad, pero podría querer escucharlo porque queda aún un filtro: EL FILTRO DE LA UTILIDAD. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?

El discípulo lo pensó y al meditar de que ni siquiera tenía la certeza de que era verdad lo que había escuchado, no consideraba que pudiera ser útil, por eso, respondió:

– No, la verdad que no….

– Bien concluyó Sócrates, si lo que deseas decirme no es verdad, ni bueno e incluso no es útil ¿Para que querría saberlo?

Con esta reflexión, Sócrates le enseñó a esta persona que debíamos ser cuidadosos con lo que vamos a hablar y solo transmitir información verídica, buena y útil. La verdad, la bondad y la utilidad son los tres filtros que debemos usar cuando estemos en cualquier conversación, a fin de que nuestras palabras estén llenas de vida y sean edificantes.

Aparte de esta historia, tenemos un mandamiento mucho más importante que Dios mismo nos lo dejó en su Palabra, Dios nos llama a hablarnos espiritualmente unos a otros. «Háblense unos a otros con salmos, himnos y cantos espirituales, y canten y alaben de todo corazón al Señor. Den siempre gracias a Dios el Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.» (Efesios 5:19-20), por tanto tú que lees este mensaje, considera muy bien cómo manejas tus palabras y la información que sale de tu boca. 

Hazte el firme propósito y meta de hablar solo palabras de bendición y vida, olvídate de contar rumores. Habla solo palabras verdaderas y dejemos de juzgar según lo que nosotros consideramos que es la verdad, y más bien, dejemos que Dios quien es la única persona que conoce lo que hay en el corazón de cada persona, juzgue correctamente. Controlemos nuestra lengua y hablemos con verdad y sabiduría siempre.

Para reforzar lo aprendido mira este video corto.

 

¡Alabado sea el Dios de Israel!

Alégrate en Dios

Alabo y glorifico el nombre del Dios de Israel por todo su amor, por toda su misericordia y por todas sus bendiciones que recibimos diariamente a través de la salvación que tenemos en Cristo Jesús. La Biblia nos indica que debemos alegrarnos y regocijarnos en Dios y deseo con este escrito dejar plasmada mi alegría y mi gratitud hacia Dios, nuestro creador, por todas las cosas maravillosas que ÉL hace a diario en mi vida y en la vida de cada ser humano. Dios está trabajando en nuestras vidas y su Santo Espíritu nos guía a toda la verdad.

Padre Celestial:

Te alabo y te glorifico. Bendigo tu santo nombre. Tu nombre es eterno y jamás dejaré de agradecerte por todas tus bendiciones y por tu salvación que nos regalaste a través de Cristo Jesús. Te amo y deseo agradarte siempre.

 

¡Alabo a Dios!

¡Gracias Dios: Padre Celestial por todo!

Tú eres el único Dios, creador del universo, sustentador de todo lo que existe y gran salvador de tú pueblo. Tú eres mi Rey y mi único dueño. Te alabaré para siempre porque me creaste con ese propósito. Solo tú me sustentas y me proteges. Solo tú me guías y me pastoreas.

No tengo palabras para agradecerte o describir todo lo maravilloso que eres conmigo y con toda tu creación. Eres especial, misericordioso, justo, perfecto, correcto en todo, nunca te equivocas, todo ya lo tienes planificado y nada se sale de tus planes. Gracias por permitirme conocerte y vivir para tí.

Gracias por enviar a tu hijo Jesús a morir y resucitar para otorgarnos la salvación y la garantía de una vida eterna contigo. Sé que ya soy inmortal y que solo la muerte o tu regreso me separan de estar contigo por siempre.

Te necesito en todo y anhelo que tu Santo Espíritu siempre viva en mi y me guíe a tomar siempre las mejores decisiones. Anhelo ser perfecto y llevar una vida santa que impacte a las personas que me rodean. Solo contigo es posible reflejar a Cristo en mi comportamiento.

Padre, dame siempre amor, sabiduria, fuerza para obedecer tu Palabra y santidad.

Te amo Dios Eterno, Dios de Israel.

¡Gracias a Dios!

Quiero con este corto mensaje darle las gracias a Dios, creador de todo lo que existe en el universo, de las cosas que se ven y de las que no se ven. Quiero expresarle las gracias por su gran amor y bondad para mi vida y la vida de todos aquellos que durante todos mis años de vida me han acompañado y apoyado para que todos mis proyectos se puedan desarrollar. Sé que todo viene de parte de mi gran amoroso Dios y solo él merece llevarse todo el reconocimiento. Su eterno amor manifestado a través de Jesucristo no tiene precio y siempre viviré agradecido y complacido por la muerte, resurrección y pronto regreso de Jesús.

La verdad no tenga palabras para describir y contar todas las bendiciones que Dios me otorga a cada instante. Sinceramente ÉL me sorprende en todo. Este sitio es una de las tantos regalos que Dios me ha dado en su misericordia. Deseo que sea de bendición, edificación e inspiración para cada lector que aterriza en este lugar.

Creo que el Salmo 118 describe muy bien mi sentir:

Alabad al SEÑOR, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia.

Diga ahora Israel: Que para siempre es su misericordia.

Diga ahora la casa de Aarón: Que para siempre es su misericordia.

Digan ahora los que temen al SEÑOR: Que eterna es su misericordia.

Desde la angustia invoqué a JAH; y me respondió JAH, poniéndome en anchura.

El SEÑOR está por mí; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.

El SEÑOR está por mí entre los que me ayudan; por tanto yo veré mi deseo en los que me aborrecen.

Mejor es esperar en el SEÑOR que esperar en hombre.

Mejor es esperar en el SEÑOR que esperar en príncipes.

Todas las naciones me cercaron; en el nombre del SEÑOR, que yo los talaré.

Me cercaron y me asediaron; en el nombre del SEÑOR, que yo los talaré.

Me cercaron como abejas, fueron apagados como fuegos de espinos; en el nombre del SEÑOR, que yo los talaré.

Me empujaste con violencia para que cayese; pero el SEÑOR me ayudó.

Mi fortaleza y mi canción es JAH, y él me ha sido por salud.

Voz de júbilo y de salud hay en las tiendas de los justos, la diestra del SEÑOR hace valentías.

La diestra del SEÑOR es sublime, la diestra del SEÑOR hace valentías.

No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de JAH.

Me castigó gravemente JAH, mas no me entregó a la muerte.

Abridme las puertas de la justicia, entraré por ellas, alabaré a JAH.

Esta puerta es del SEÑOR, por ella entrarán los justos.

Te alabaré porque me has oído, y me fuiste por salud.

La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo.

De parte del SEÑOR es esto, es maravilla en nuestros ojos.

Este es el día que hizo el SEÑOR, nos gozaremos y alegraremos en él.

Oh SEÑOR, salva ahora, te ruego; oh SEÑOR, te ruego nos hagas prosperar ahora.

Bendito el que viene en Nombre del SEÑOR, desde la Casa del SEÑOR os bendecimos.

Dios es el SEÑOR que nos ha resplandecido, atad el sacrificio con cuerdas a los cuernos del altar.

Mi Dios eres tú, y a ti alabaré; Dios mío, a ti ensalzaré.

Alabad al SEÑOR, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia.

 

 

Texto tomado de la traducción 1569 Sagradas Escrituras en dominio público.

¿Son los cristianos homófobos?

Seguramente ya habrá escuchado que los homosexuales y simpatizantes del homosexualismo creen y expresan públicamente que los cristianos somos homofóbicos. Este adjetivo que a muchos escandaliza y hace sentir mal debe ser analizado para saber qué tan cierto es que los cristianos somos o no homófobos.

En primer lugar tenemos que definir qué significa la palabra homofobia, lo cual no es una tarea fácil. Los expertos en psicología y sociología no llegan a un acuerdo sobre el concepto específico y lo que abarca, incluso muchos eruditos en el tema afirman que la homofobia no existe como tal ya que literalmente homofobia significa miedo a los homosexuales y no puede ser incluida dentro de las fobias que padecen las personas como por ejemplo la aracnofobia que es el miedo a las arañas, la claustrofobia que es el miedo a los lugares pequeños y sin espacio o la acrofobia que es el miedo a las alturas entre otros más trastornos que pueden sufrir mucha gente.

Aunque en términos generales no existe ese miedo a los homosexuales y por lo tanto la homofobia no existe en ese sentido, el significado que se le da a esta palabra actualmente es la aversión, rabia, desprecio y repulsión hacía la homosexualidad y los practicantes de esta preferencia sexual. Teniendo en cuenta este concepto vamos a analizar entonces si los cristianos somos o no homófobos, pero antes, creo conveniente definir una pregunta mucho más importante y que define este tema de manera radical. La pregunta es sencilla pero poderosa: ¿Es Dios homofóbico? ¿Qué piensa Dios sobre la homosexualidad.

¿Es Dios homofóbico?

Saber si Dios detesta a los homosexuales y si aprueba la homosexualidad es la mejor manera de empezar a responder nuestra pregunta porque lo que Dios piense sobre este tema es lo que por ende todos los cristianos deben pensar y creer, ya que no se puede ser cristiano si se piensa diferente a lo que Dios establece en su Palabra. Si alguien piensa diferente a como Dios piensa, entonces esa persona no tiene a Dios, no es su hija y menos no ha nacido de nuevo, pues los cristianos creemos en Dios y obedecemos todo lo que está escrito en la Biblia sea cual sea el tema. Por eso, tenemos que ir al Libro Santo para ver lo que Dios ha determinado sobre este tema.

Lo que conocemos de Dios es lo que ÉL nos reveló en su Sagrada Palabra. Sobre el tema de la homosexualidad ÉL lo siguiente:

No te acostarás con un hombre como se hace con una mujer; es una cosa aborrecible.Levíticos 18:22. BLPH.

De este versículo deducimos dos cosas. La primera: Que está prohibido tener sexo con otro hombre como si fuera una mujer. La segunda: Que el sexo entre dos hombres es abominable, detestable para Dios.

Muchos siglos después, Dios nos aclara que a su Reino está prohibida la entrada de los pecadores, entre ellos los afeminados y homosexuales.

«¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales”. 1 Corintios 6:9 LBLA

Existen otros versículos más en donde Dios manifiesta de forma clara que él detesta la homosexualidad. Para ver una lista más amplia, por favor lea el siguiente artículo: http://protestantedigital.com/magacin/14536/Versiculos_biblicos_sobre_la_homosexualidad

Aparte de lo que ya hemos visto, tenemos que saber que los homosexuales, al igual que los mentirosos, ladrones, borrachos, fornicarios, asesinos y demás pecadores o todo aquel que no le haga caso a Dios está bajo su ira.

«Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días.» Salmo 7: 11 RVR

El rostro del Señor está contra los que hacen el mal, para borrar de la tierra su memoria”. Salmos 24:16 NBD.

De hecho, todos los pecadores, obviamente, entre ellos los homosexuales son enemigos de Dios como encontramos en el siguiente texto en donde San Pablo nos aclara que los cristianos antes de nuestra conversión éramos enemigos de Dios al ser pecadores.

«Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando Reconciliados, seremos salvos por su vida.» Romanos 5:10 RVR

Creo que los pasajes bíblicos son muy claros y no hace falta explicarlos, por eso, podemos afirmar con base en el concepto que se maneja hoy día sobre la homofobia que Dios odia, detesta, está enojado y furioso contra todos los homosexuales del mundo porque no puede soportar ni tolerar la homosexualidad.

Entonces podemos concluir lo siguiente:

  • Dios prohibió la homosexualidad.

  • Dios detesta la homosexualidad.

  • Dios está enojado y tiene rabia contra los homosexuales.

  • Dios no va a dejar entrar en su Reino a los homosexuales.

  • Dios va a castigar a los homosexuales.

Tenga en cuenta que lo mismo se puede decir de los demás pecadores. Dios aborrece a los asesinos, a los fornicadores, a los políticos corruptos, a los que juran falsamente, a los ladrones, etcétera. No podemos pensar que este odio de Dios hacia la homosexualidad es exclusivo para este grupo de personas sino que es una posición general hacia todos los que hacen el mal.

Entonces ¿Somos homofóbicos los cristianos?

Si usted cree que Dios le ha salvado a través de Jesucristo y has sido convertido en una nueva persona, entonces de manera automática sabrá y creerá que los cristianos sí somos homófobos pues Dios aborrece el homosexualismo. No hay punto de discusión y sí tienen razón los homosexuales cuando afirman que los cristianos tenemos homofobia.

Ahora bien, el odiar el homosexualismo y luchar contra este pecado, así como luchamos contra los demás pecados no implica que no respetamos la vida de cada homosexual y que los maltratamos por el hecho de ser homosexuales. Tampoco significa que no les hablamos amablemente y que no reconocemos ni defendemos los derechos civiles que tienen como seres humanos dentro de la sociedad. Por ejemplo: Es un derecho acceder a la educación. Como cristianos entendemos y defendemos el derecho que tienen todas las personas sean homosexuales o no de estudiar y superarse intelectualmente. Respetamos además que tienen derecho a la salud, a una pensión a cualquier otro derecho fundamente como cualquier otra persona, eso nadie se los está negando porque sean homosexuales.

Antes del alboroto que han creado los grupos defensores de estos pecadores, los homosexuales tenían los mismos derechos que cualquier heterosexual. Fueran pecadores o no, todos tenían los mismos beneficios civiles que el gobierno otorgaba a cada ciudadano, el asunto se ha vuelto polémico porque esta gente quiere que todo el mundo simpatice con lo que ellos hacen y entonces a cualquiera que les diga la verdad sobre el homosexualismo y noten que piensa diferente, ya lo califican como retrasado, déspota y homofóbico, pero en un sentido peyorativo.

Todos los cristianos detestamos la homosexualidad y nuevamente repito, en este sentido somos homofóbicos, tal como Dios nos lo enseña en su Palabra, pero esto no implica que si una lesbiana me habla y me pide un favor se lo voy a negar. Todo lo contrario, sé que actuaré con amabilidad y la trataré como una mujer igual que las demás. Esto lo puedo afirmar con certeza. En mi vida he tenido compañeros de estudio y trabajo homosexuales y a ninguno he humillado o irrespetado. Siempre hemos compartido tiempo, hablado, comido sentados en la misma mesa, reído juntos y muchas acciones más en el desarrollo de nuestras actividades escolares y laborales. Todos ellos pueden testificar de mi amabilidad y espíritu altruista, no obstante, en el momento en que hay que establecer si estamos o no de acuerdo con lo que hacen en su vida sexual, hay que enunciar claramente que detestamos ese comportamiento y que se deben arrepentir de su pecado para entrar al reino de Dios. Si ellos prefieren seguir en su pecado, asumirán las consecuencias de su decisión.

Para concluir podemos decir que como cristianos, vemos a los homosexuales como Dios los ve, como pecadores que son sus enemigos y necesitan arrepentirse para alcanzar la misericordia de Dios, pero esto no indica que andamos buscando homosexuales para matarlos y que los maltratamos. Todo lo contrario, como cristianos si tenemos que dar la vida por ellos, lo haremos en cumplimiento de la gran orden de Dios de ir a predicar el evangelio a todos los habitantes de la tierra.

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